Procuro mantenerme en silencio para evitar su invitación a compartir. Ese asiento solitario, moviéndose de un lado a otro. Yo no quiero saber tu vida y sin embargo me la compartes.
"Acabo de venir del aeropuerto. Tomé pasaje en la carretera. Eran dos ingenieros que estaban en la obra de la Nissan."
Pensé en decirle que la multa por tomar pasajeros en zonas federales es de doce mil pesos, pero eso sería abrir la conversación. Las preguntas incómodas, las sonrisas falsas, el desinterés disfrazado de empatía. Nuevamente mi silencio y una mirada perdida.
Mi problema no es platicar, sino descubrir que no se trata de saber sino de enseñar. Cada vez, el solitario conductor enseña lecciones mientras siquiera pone atención a las respuestas del cliente.
"Usted tiene cara de abogado"
"Soy profe, señor"
"¿Profe? ¿Y es feliz?" Antes de que le responda su monólogo ya despegó.
"A mi me toca ver jóvenes todo el tiempo. La mayoría se ve de lejos que no valen madre. Llegan crudos el lunes a su primera clase. Yo lo perdí todo por el alcohol. Era empresario, tenía familia, tenía amigos ¿sabe quién quedó cuando se acabó el dinero? Nadie. Tuve problemas hasta para mantener relaciones sexuales. El psicólogo me dijo que era por tanto tomar y por depresión. Conocí a una mujer espectacular a la que no pude hacerle nada. Nada joven. Nunca me funcionó. Era una mujerzota alta y deportista. Una diosa ¿sabe cuándo pude volver a tener relaciones? Una noche después de dos años de impotencia me soñé con una mujer hermosa pero sin cara. Por más que intentaba verla tenía velos en el rostro. La penetré, la hice mía completamente pero nunca le pude ver la cara. Después de ese día todo funciona bien. Le pedí perdón a mi exesposa, ahora ella no tiene pareja pero entendemos que ya no funcionará."
Le pago y le doy las gracias. El vuelo sale en una hora. El taxi se va, a lo lejos lo veo pararse en un puente y tomar otro cliente.
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