Me encontraba mirando a los
aviones salir. Hace tres días no salía ninguno, pero la frecuencia ha ido
aumentando. Hoy sale uno casi cada cuarenta segundos. Dice mi tío que fue
operador en el del DF que eso solo se ve allá y a lo mejor en Charles
DeGaullle.
También salían algunos aviones
militares, pintados en su característico verde opaco. Estos eran más grandes,
creo que uno de ellos fue un Hércules, esos que usan para mover carros y otros
caprichos del señor presidente.
Acá la gente está muy
desesperada. La foto que se hizo famosa fue la de los compañeros que se volaron
las pantallas planas en la zona Diamante, pero las otras fotos no las pasan.
Tenemos ya seis días sin agua ni comida. Después de la calle turística la ayuda
nomás no llega. Nos quedamos viendo cómo van y vienen los taxis que salen para
el aeropuerto. Los hoteles tienen agua purificada y comida hasta reventar, pero
acá en la Colosio ni nos voltean a ver.
Tenemos que ser turistas para que
nos traten como personas.
El huracán pasó, pero lo que más
duele ni siquiera lo hace la naturaleza.
Vino el presidente a pasearse en
su camión a prueba de inundaciones. Tomó algunas fotos, saludó a algunos
damnificados previamente evaluados por la gente del gobernador. Luego ya no
volvimos a saber nada.
Hoy me mandaron decir que me
fuera para mi casa. Eso de estar mirando hacia la zona hotelera incomoda a los
turistas. Me dijeron que ya saben donde vivo. Si de verdad supieran que yo ya
no tengo casa porque se la tragó el lodo tendrían más miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario