sábado, 12 de julio de 2014

Atar bolsas de pan

Estoy pensando en mi trabajo ideal. Ya he llegado a dos finalistas: el que le pone el alambrito al pan bimbo o quien maneja el tren que pasea niños en la plaza del centro. He estado mirando a la mujer que maneja este tractor y parece ida, como si su existencia se drenara junto con el combustible que usa para dar vueltas alrededor del templo. 

Vueltas, como también daría al alambre alrededor de la bolsa una vez que ha quedado dentro el pan. 

Pensaría que de esa forma mis turnos acabarían más pronto y podría finalmente poderme dedicar a mi sueño. 

No puedo decir que este sueño sería justo si me lo pagaran. Por eso necesito algo que se vuelva tan monótono como sea posible. Sólo así podré disfrutar cuando paso mis horas nocturnas haciendo lo que mejor sé hacer. 

Retengo el aliento, cierro los ojos, te imagino como la última vez que te vi y comienzo a describirte. Lo anoto en una pequeña libreta que guardo junto a mi cama. Sólo así puedo soñar y no olvidar ningún detalle. 

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