Un hombre tuvo que morir para ser visto. Mientras vivió, todos lo hubieran podido ver pero para nadie resultaba interesante. Esa tarde pensó en tantas personas que se visten de fantasmas para ser observados. Cuántas de las personas que vemos en un día cualquiera en realidad están muertas con el ánimo de que les regalemos unos segundos de atención.